Este triángulo de 8 hectáreas tiene muchos gatitos habitantes. Son los custodios del parque. Muchas veces el gobierno intento removerlos pero no lo consiguió sacar de su casa. Cuando algunos fueron retirados, volvieron. No podemos saber si Carlos Thays imaginaba los gatos como parte de su diseño cuando construyo el parque en 1898.
En esos años la nación tenía una buena economía para sustentar la construcción de espacios públicos en zonas urbanas para esparcimiento y como pulmones verdes de la ciudad. El jardín tiene distintas áreas de estilos de jardines y tipos de plantas, todos interconectados en un entorno que combina arte con ecología.
Los canteros están juntos, muy fluidas, porque las formas de estas son como piezas de un rompecabezas. Las plantas no están organizadas en líneas, sino que están juntas como en un bosque. Parecen mas natural y hermosas asi como acuarelas. Hay fuentes hermosas también con bancos alrededor para que la gente pueda disfrutar del espacio y relajarse.
El suelo de los caminos es de piedras marrones, medio rojizas, que contrastan con el verde de las plantas y parece todo muy elegante. En el otoño va bien lindo con los colores de las hojas que están cambiando.
Hay una parte con mesas de ajedrez donde juegan muchos viejos. Son también hermosos ellos. Juntos con los gatos que toman sol en el césped hacen a la gente darse cuenta de la “verdad de la milanesa”, disfrutar de la vida.
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