Las bicis

En la ciudad de Buenos Aires, las bicis son el medio de transporte que recibe menos respecto. Es un poco peligroso andar en bici en Buenos Aires. Necesita tener cuidado cuando anda en bici en la calle o va a recibir un golpe en la cabeza. Pero, por un día cada mes esto cambia. El primer domingo de cada mes es "Masa Crítica", Masa Crítica es un acontecimiento en el que mucha gente con bicis se reúne en el mismo lugar, El Obelisco, para celebrar el ciclismo y también para divertirse. Además, Masa Crítica es una protesta por los derechos del ciclista en las calles. Este acontecimiento se llama "masa crítica" porque con mucha gente, la masa crítica, es posible que tome el control de los calles por las bicis sin problemas con los autos. El acontecimiento empieza a las 16 horas. Durante la primera hora, la gente pasa tiempo en frete del Obelisco para charlar y esperar a otras personas. Lo mejor es llegar con una bici, pero algunas personas andan en monopatín. Después de la primera hora, el paseo empieza. Cada vez que el paseo es diferente, pero siempre comienza y termina en el Obelisco. ¿Y qué pasa cuando el grupo de bicis se encuentra con las calles con autos? Unos del grupo se separan del grupo y bloquen la calle para que entonces otras bicis puedan pasar. Lo más interesante es la interacción entre las bicis y los autos. Cuando fui a la última Masa Crítica, el paseo fue de tres horas y media. Por lo tanto, recomiendo que traiga agua y una merienda. Y también, traiga una cámara porque hay muchas personas memorables allá. Esté preparado para la consigna, "Bicis, Sí. Autos, no!" Es ubicua. Me parece que Masa Crítica es una fiesta en bicis. Hay músicos que tocan mientras ellos andan en bici. El ambiente de Masa Crítica es de felicidad y alegría. Pero una desventaja es que Masa Crítica le da una falsa confianza en andar en bici en las calles de Buenos Aires porque sin masa crítica tiene que respetar los autos nuevamente. De todos modos, recomiendo que vaya a la próxima Masa Crítica. ¿No tiene una bici? Vaya a aquilarla. ¡Vale la pena!